02 abril 2006

En tierras lausanianas

Continuaremos por donde lo habíamos dejado, habiendo degustado la comida. Una vez acabado de comer, y aprovechando el emplazamiento del albergue de juventud salí a dar mi primer paseo a orillas del lago Léman, observando con detenimiento cada cisne, pájaro, arbusto, y demás bichos que inundaban los parques situados a orillas, el paraíso del deportista de ciudad (patinar, correr, ir en bicicleta o simplemente caminar) por ese camino, ante tal entorno, le hacen a uno pensar en que puede ser el lugar perfecto para empezar a hacer deporte con regularidad. Me senté un rato a contemplar los alpes (para los que no lo sepan, esas montañitas un poco más altas que las que hay en Cataluña) y pensar en que me depararía esta ciudad.

Antes de regresar al hotel, y puesto que estaba cerca, decidí adelantarme a ver cual sería mi casa, cual fue mi sorpresa que buscando el número de la calle no lo encontré, había unos cuantos edificios sin números, hasta que me allé ante unos edificios númerados (que excedían de largo el número que buscaba) en una zona peatonal, así que decidí volver al hotel para reponer fuerzas para el día que me esperaba, así que cené, y me fui a dormir, había sido una jornada bastante larga y el siguiente día no sería para menos.

Después de apagar el despertador otra vez, sí, esa cosa que llevaba un tiempo sin usar, me levanté con ganas de comerme el mundo, bueno no seamos tan ambiciosos con decir Lausanne hay suficiente o simplemente el desayuno. Habiendo recargado el estómago en el hotel cogí mis bártulos y cámara en mano me dirigí hacia la universidad(EPFL), debido a que llovía opté por coger el fabuloso transporte público del que goza esta ciudad y me dirigí hacia la parada del autobús, donde amablemente me esperaba mi amiga (la máquina de sacar billetes), para un par de estaciones después hacer transbordo al metro, que por antonomasia al del Barcelona sólo tiene una estación bajo tierra, y entre estaciones sólo existe una vía. En aproximadamente 20 minutos me situé ante el campus de la EPFL, donde me esperaba una mañana de encuentros y papeleos. Primero me dirigí a la oficina de relaciones internacionales, a decir que había llegado, y recoger unos papeles para rellenar y otros para dirigirme al "Control des habitants", ya que no soy suizo. Después de mi estendida charla con Madame Loup, me dirigí al edificio EL bâtiment D, a encontrarme con la tutora de mi proyecto, una mujer muy amable que me presentó a unas cuantas personas del departamento que nos ayudarían en el proyecto, una vez hechas las presentaciones, habiendome abierto una cuenta para poder leer el correo y discutido un poco sobre el trabajo que llevaba realizado en Barcelona, me emplazó a que el lunes comenzara a trabajar, así que ya que tenía tres días por delante libre me decidí a ir a arreglar papeleo al centro de la ciudad donde se sitúa el control des habitants.

Como siendo las 12:15 de la mañana los funcionarios ya habían cerrado, así que fui a dar una vuelta buscando algún sitio donde comer, una vez escogido el sitio comí y me dirigí otra vez al control de habitantes, que otra cosa no, pero abren pronto por la tarde.

Allí me dijeron que los papeles que llevaba cumplimentados no eran los correctos, que como estudiante necesitaba otros que me facilitaron al momento, así que me fui en busca de una tarjeta SIM, que casualidades de la vida, en la primera tienda de móbiles que vi un dependiente hablaba castellano, así que me informé, y al cabo de dar una vuelta y no encontrar ninguna oferta mejor, me decidí a comprarla, y regresar al hotel, ya que no había parado de llover en todo el día, pero antes de volver al hotel que mejor forma de saber si la tarjeta funciona que llamando... pués así lo hice, llamé a Monsieur Nicolas para quedar para recibir la llave de lo que hoy en día es mi cobijo en esta ciudad de desconocidos, después de una conversación de besugos (puesto que mi francés es macarrónico) quedamos para pasarme a recoger la llave al día siguiente a las 14:0o horas, así que más feliz que una perdiz volví a la solitaria habitación de mi hotel, donde almenos permanecía seco.

Después de hacer unas cuantas partidas al solitario, buscaminas, e intentar aprender a usar el Dreamweaver(para crear páginas web) cené, luego continué donde lo había dejado, solitario, dreamweaver... hasta que cansado decidí finalizar el día.

La mañana del 31 se perfilaba distinta, había amanecido lloviendo, pero después de desayunar se vislumbraban los rayos de un sol ardiente, así que esa mañana opté por ir a la EPFL dando un paseo bordeando el lago, dejándome encandilar por su bello paisaje, como podéis ver en algunas de las fotografías adjuntas. El camino no me llevó más de media hora, y allí estaba otra vez en lo que será mi lugar de trabajo, para poder leer los mails y estar comunicado con lo aparcado por el momento. Una vez leídos los mails importantes, fui a entregar los papeles rellenados a Mss Loup. Esta vez no me había dejado nada, así que volví otra vez al laboratorio para ver si me podría comunicar mediante el mesenger, poco después, un chico que el día anterior estaba en el laboratorio mientras me lo enseñaban y que era de Barcelona, se vino a presentar, después de un par de palabras me sugirió que iba a comer, que si lo había hecho ya, puesto que no lo había hecho opté por acompañarlo y conocer a más gente (puesto que no iba a comer sólo).

Creo que ya me he vuelto a enrollar demasiado así que continuaré en otro momento ...

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola David! Me alegro mucho de que todo te vaya bien por esos mundos laussianos, jejeje
Muy chulo el blog para seguir tus aventuras en estas tierras. Seré un fiel seguidor de tus peripecias!
Ale, a disfrutarlo!
Un abrazo!

Óscar

PD: No te olvides de visitar la famosa campana de Lauss ;-)